ΣΥΝΕΝΤΕΥΞΗ ΤΟΥ ΣΥΓΓΡΑΦΕΑ ΠΕΤΡΟΥ ΜΑΡΚΑΡΗ ΣΤΗΝ ΕΦΗΜΕΡΙΔΑ “LA NACI?N”

Με αφορμή την επίσκεψη του συγγραφέα Πέτρου Μάρκαρη στο Μπουένος Άιρες τον Αύγουστο του 2014, η εφημερίδα “La Naci?n” δημοσίευσε στο πολιτιστικό της ένθετο Adn Cultura της 18-7-14 συνέντευξη του συγγραφέα, την οποία μπορείτε να διαβάσετε εδώ:

Par?s

Un d?a, mientras trabajaba en el gui?n de la serie de televisi?n Anatom?a de un crimen, Petros M?rkaris advirti? que tomaba forma en su imaginaci?n el perfil de una familia griega t?pica -peque?oburguesa y simple- que parec?a tener intenciones de existir. Su primera reacci?n fue mandarla al diablo: “En todos los g?neros literarios, ya sea en el teatro o en el cine, todo el tiempo hay historias de peque?oburgueses. ?Qu? m?s se puede escribir sobre el tema? Entonces me dije: olv?dalo”, relata el c?lebre autor griego en el film documental Asesinato en el ?gora.

Pero los personajes resultaron ser de una persistente tozudez. Obstinados, lo segu?an por todas partes. En cuanto se pon?a a escribir, ah? estaban, sentados frente a ?l, mir?ndolo. Sobre todo el jefe de familia. “El suplicio persisti? hasta el momento en que me dije que, para que hubiera decidido torturarme de ese modo, ese individuo s?lo pod?a ser polic?a o dentista. Y como los dentistas son probablemente simp?ticos, pero no representan ning?n inter?s dram?tico, deduje que deb?a tratarse de un polic?a”, cont?.

De ese di?logo interior naci? el comisario Kostas Jaritos, un h?roe an?nimo que aprendi? la profesi?n de polic?a durante el r?gimen de los coroneles y se abri? camino en la jungla de la corrupci?n y la burocracia gracias a un temperamento marcado por la tenacidad, la astucia y la obsesi?n por descubrir la verdad a cualquier precio. Y que nadie imagine que ese personaje es asimilable a los t?picos comisarios que resuelven cr?menes en la novela negra tradicional: fracasados, alcoh?licos y sin esperanzas. Jaritos es otra cosa. No porque sea abstemio o no le guste comer. Simplemente porque hace todo con moderaci?n.

Una vez que el lector comienza a conocerlo, se da cuenta de que Jaritos vive y respira por su profesi?n, pero que ?sta no le impide ver la realidad. Sobre todo, sabe que el fin no justifica los medios. Quiere hacer lo correcto de acuerdo con sus propios c?digos de ?tica. Y si para lograrlo necesita mirar hacia al costado de vez en cuando? y bien, as? lo har?. El personaje creado por M?rkaris es una suerte de solitario, pero que nunca olvida al pr?jimo. Capaz de sentir sus penas y sus agon?as, puede describirlas con sus propias palabras.

Pero Jaritos es adem?s mucho m?s que un peque?oburgu?s t?pico: es el instrumento que utiliza Petros M?rkaris para denunciar todos los vicios, infamias y padecimientos de la sociedad griega que, para colmo, hace cuatro a?os sufre las consecuencias del cataclismo de la crisis del euro. Las interminables disputas del polic?a con su esposa, Adriani, explosiva pero excelente cocinera, le permiten describir la intimidad particularmente animada de la cotidianidad de los griegos.

“Desde el siglo XIX, la novela policial es el g?nero literario que ha permitido explicar los misterios urbanos. Es una excelente forma de comprender a las sociedades. Para todos aquellos autores, adem?s, la literatura era la prolongaci?n de la idea pol?tica -explica a adncultura en una entrevista, poco antes de viajar por primera vez a la Argentina-. Yo pertenezco a la generaci?n de la posguerra civil en Grecia (1946-1949), para la cual todo siempre fue pol?tico. Esto quiere decir que hicimos gigantescos errores. Pero lo que qued?, aparte de esos errores, fue una pertinaz costumbre de pensar pol?ticamente.”

En todo caso, M?rkaris pertenece sin duda alguna a esa familia de escritores policiales contempor?neos integrada por el catal?n Manuel V?zquez Montalb?n, el italiano Andrea Camilleri, el franc?s Jean-Claude Izzo y el sueco Henning Mankell, para quienes contar una buena historia no basta. Todos, adem?s, necesitan sopesar, triturar, trabajar las frases hasta obtener esa mezcla perfecta de ira, violencia, compasi?n, desesperanza y humor que conseguir? presentar un cuadro particularmente oscuro del mundo.

Digno representante de uno de los pueblos m?s antiguos del planeta, Petros M?rkaris responde con iron?a cuando se le pregunta si, a t?tulo personal, deposita alg?n optimismo en el futuro: “Un gran escritor y dramaturgo alem?n, Heiner M?ller, dijo una vez que el optimismo es s?lo falta de informaci?n. Y como a m? no me falta informaci?n, ya tiene la respuesta”, ironiza.

De padre armenio y madre griega, M?rkaris naci? en 1937 en Estambul, hizo su secundario en Viena, donde tambi?n estudi? econom?a, y habla perfectamente cinco idiomas: griego, turco, alem?n, franc?s e ingl?s. Cosmopolita que se reivindica como tal, fue libretista durante a?os del recientemente desaparecido director de cine Theo Angelopulos, tradujo a Goethe y a Brecht al griego y es autor en todos los g?neros literarios imaginables, pero comenz? a dedicarse a la novela policial a los 57 a?os. Sus libros fueron traducidos a 14 idiomas y se venden en m?s de 20 pa?ses.

En Noticias de la noche (1995), Jaritos tiene que investigar la muerte de una pareja de albaneses que parece ser un asesinato ordinario, hasta que tambi?n matan a la periodista que cubre noticias policiales en la televisi?n. El minucioso trabajo del comisario lo llevar? a descubrir el mundo del tr?fico de ?rganos y de ni?os, donde ex comunistas, atra?dos por la ganancia f?cil, no dudan en traicionar sus antiguos ideales, aprovechando la miseria de otros.

La vida nocturna constituye el tel?n de fondo de la segunda novela de la serie, Defensa cerrada (1998), donde siniestros personajes circulan en pleno d?a, sin temor a ser reconocidos. La acci?n se sit?a en el per?odo 1985-1996 y evoca un populismo basado en la redistribuci?n de los fondos europeos y la formaci?n de una nueva clase media. Dinos Koustas, self made man a la cabeza de un peque?o imperio de bo?tes nocturnas, es asesinado de un disparo a quemarropa. Investigando la familia de Koustas, Jaritos descubre una vasta red que conecta elementos insospechados: el mundo de los restaurantes y las bo?tes nocturnas, los negocios dudosos y el blanqueo de dinero, e incluso la manipulaci?n de los ?ndices de popularidad de los pol?ticos. El comisario intentar? en vano perforar ese muro de silencio.

La tercera novela policial de M?rkaris, El Che se suicid? (2003) -inexplicablemente traducido al espa?ol como Un suicidio perfecto-, es una inmersi?n en las consecuencias de la irrupci?n de la inmigraci?n en Grecia y las desviaciones de la llamada “generaci?n de la Escuela Polit?cnica”, esos j?venes que contribuyeron a la ca?da de la junta militar de los coroneles en 1973. El suicidio en directo ante las c?maras de televisi?n de tres altas personalidades griegas que pertenec?an a esa generaci?n provoca una agitaci?n sin precedente en los medios de comunicaci?n. Movidos en sus or?genes por ideales de rebeli?n y justicia social, los tres hab?an traicionado esas ideas para convertirse a la gauche caviar de la Grecia actual.

Verdadero opositor al r?gimen de los coroneles, M?rkaris no tiene palabras demasiado duras para condenar, cada vez que puede, a muchos protagonistas de aquella generaci?n de socialistas que llegaron al poder en 1981 con la intenci?n de construir una nueva Grecia y que -afirma- fracasaron en forma lamentable. “Mientras los ?ntegros se retiraron para protegerse, los corruptos entraron en pol?tica. Algunos se hicieron ricos aprovechando el sistema. Otros se contentaron con un puesto bien remunerado en la burocracia del Estado.”

-?Para usted, entonces, el principal culpable de la situaci?n actual del pa?s es la izquierda del Pasok (el partido socialdem?crata)?

-El verdadero culpable es el sistema pol?tico griego. No se olvide de que la derecha se hizo cargo del poder antes de los Juegos Ol?mpicos del a?o 2000 que marcaron, en realidad, el comienzo del derrumbe griego.

M?rkaris suele afirmar que “el Estado griego es la ?nica mafia del mundo que consigui? quebrar”. “Es un monstruo que no consigue funcionar. La ?nica forma de cambiarlo es destruy?ndolo -sentencia-. Ese sistema, que desde comienzos del siglo XX se caracteriza por el clientelismo, se amplific? hace treinta a?os estructurando toda la sociedad. A cambio de apoyo y financiaci?n, tanto socialistas del Pasok como liberales de la Nueva Democracia, ingenieros, m?dicos, abogados, arquitectos, periodistas? en resumen, gran parte de las ?lites griegas actuales no s?lo obtuvieron puestos en la funci?n p?blica para sus hijos y familiares, sino tambi?n exoneraciones fiscales. ?Vitalicias!”, precisa.

En El accionista mayoritario (2006), Jaritos se sumerge en las aguas turbias del mundo de la comunicaci?n. Y dos a?os despu?s, en Muerte en Estambul -probablemente su obra m?s personal-, investiga las intrincadas relaciones entre griegos y turcos.

En 2010, todo iba bien para Kostas Jaritos y para su padre literario. El comisario hab?a casado a su turbulenta hija, apreciaba a su yerno, ten?a un auto nuevo y su jefe lo dejaba vivir en paz. El problema es que el pa?s acababa de ser sumergido por la crisis de la zona euro. Un tsunami que comenz? como una gigantesca estafa financiera en Estados Unidos y replic? en Europa, golpeando a Grecia con una rara violencia.

Despu?s de mucho dudar, para evitar que el cataclismo alcanzara a Portugal, Espa?a y al resto del bloque, el FMI y los miembros de la eurozona decidieron ayudar a Atenas y le otorgaron un pr?stamo de 110.000 millones de euros, condicionados a la adopci?n de un ajuste estructural tan draconiano que sus ciudadanos pagar?n las consecuencias durante generaciones. Desde entonces, hace ya m?s de cuatro a?os, Grecia se encuentra al borde de la bancarrota, bajo tutela de las instancias europeas; las empresas caen una tras otra como las piezas de un domin?, la emigraci?n de los j?venes y la pobreza aumentan y, dram?tico s?mbolo de la depresi?n nacional, se multiplican los suicidios. Observador y analista pol?tico respetado, a los 77 a?os M?rkaris afirma que la situaci?n actual es culpa del sistema pol?tico instalado hace tres d?cadas en su pa?s.

“Durante los ?ltimos treinta a?os, el sistema pol?tico consigui? sobrevivir y mantener su posici?n privilegiada mediante la distribuci?n de dinero y pidiendo cr?ditos sin invertir un centavo. Seamos francos: desde que entramos en la Uni?n Europea, el pa?s recibi? tanto dinero como nadie podr?a haberlo imaginado jam?s. Fue la primera vez en la historia de Grecia. Pero el Estado, en lugar de utilizarlo en forma racional, comenz? a distribuirlo. El pa?s entr? entonces en un c?rculo vicioso, en el cual recib?a y ped?a cada vez m?s dinero prestado. El paroxismo se produjo con los Juegos Ol?mpicos. Desde el comienzo dije que los JO del a?os 2000 eran el comienzo del desastre.”

“En Grecia cada uno favorece a su clan”, constata con amargura. Durante mucho tiempo presidente de la Sociedad Griega de Gente de Letras, se dice “profundamente de izquierda y europeo”, pero no se reconoce ni en el Pasok ni en Syriza, la izquierda radical liderada por Alexis Tsipras. Seg?n Transparencia Internacional, antes de la crisis, los ciudadanos griegos sol?an pagar m?s de mil euros por a?o en sobornos por razones personales. Cuando la crisis comenz?, esas pr?cticas aumentaron dr?sticamente.

“La corrupci?n es end?mica en la sociedad griega. Si la ?nica forma de recibir tratamiento en un hospital es darle dinero a alguien, el problema es del Estado. Incluso los ciudadanos respetables han dejado de creer y est?n convencidos de que evadir impuestos es justificable. Para esa gente, ?sa es la ?nica forma de recibir algo a cambio. El resultado es una sociedad en la cual cada uno de nosotros tiene un poco de culpa. La mentalidad de los griegos necesita ser reformada de modo radical. Lo que me temo es que, con este remedio para caballos que nos administran, se resuelvan s?lo los s?ntomas de la enfermedad y no las causas.”

-?Usted cree que, ante la crisis griega, los grandes pa?ses europeos reaccionaron correctamente?

-Los europeos cometieron tres grandes errores con nuestro pa?s. Primero, jam?s quisieron chequear la utilizaci?n del dinero que enviaban a Grecia o saber qu? hac?amos con los subsidios. Jam?s vinieron al pa?s para decir: “Miren, queridos, este dinero pertenece a los contribuyentes europeos ?c?mo lo est?n utilizando?”. El segundo error fue que, desde el principio, pensaron que era una crisis central y no s?lo griega. Entonces les llev? mucho tiempo para reaccionar. El tercer problema fue que todos esos pa?ses del sur que estaban en la misma situaci?n, como Espa?a, Portugal o Irlanda, tuvieron una sola respuesta: austeridad sin ninguna perspectiva. Resultado de esa pol?tica: en todos esos pa?ses la clase media fue destruida.

-Los medios de comunicaci?n europeos afirman que, entre otras cosas, Grecia est? vendiendo sus islas para hacer frente al vencimiento de sus deudas y al ajuste exigido por sus acreedores internacionales.

-Eso no es verdad, tampoco hay que exagerar. Pero los impuestos aumentaron a un nivel tan incre?ble que los griegos no los pueden pagar. Es tan simple como eso. Hoy, los griegos est?n pagando m?s del 42 por ciento de sus ingresos en impuestos. Cuando esto sucede, no queda nada. No s?lo para invertir, sino tampoco para vivir. ?se es el problema. Grecia no es un pa?s grande. Jam?s tuvo una econom?a de grandes empresas. Nunca tuvimos Siemens, Chrysler o Total. En este pa?s, la fuerza econ?mica siempre fue la clase media. Si usted la destruye, no queda nada.

Sin esperanzas, habiendo ?l mismo perdido m?s del 30 por ciento de sus ingresos debido al doble aumento del IVA, los impuestos normales que siempre pag?, las tasas y sobretasas de solidaridad, el aumento del precio del combustible, el desempleo de sus hijos, la ola de suicidios de allegados y amigos, la escasez de medicamentos, el cierre de comercios y peque?as empresas y la delincuencia que avanza, M?rkaris espera, resignado, lo peor: “Hasta hace unos a?os, los griegos dec?amos: ?Una situaci?n que se agrava mejora’. Ya nadie cree en esa m?xima”, advierte.

En un art?culo publicado en el diario El Pa?s en 2012, M?rkaris ofrec?a un relato desolador de su pa?s, inmerso en la ruina y el des?nimo: “En Grecia, adem?s de nuestro Parlamento con sus siete partidos pol?ticos, existe un sistema no parlamentario que forman cuatro partidos: son los cuatro pedazos en los que se ha quedado dividida nuestra sociedad despu?s de dieciocho meses de crisis econ?mica”, escrib?a.

En primer lugar -dec?a- est? el “partido de los beneficiarios”, al que pertenecen todos esos empresarios que se han beneficiado con el mercantilismo pol?tico durante los ?ltimos treinta a?os, especialmente las empresas de construcci?n. A ese partido tambi?n se lo podr?a denominar partido de los defraudadores, pues todos ellos lo son sin excepci?n, especialmente los trabajadores aut?nomos con ingresos elevados, como m?dicos o abogados.

El segundo partido de esa Grecia ser?a, para M?rkaris, “el de los honrados”: “Yo prefiero llamarlo el partido de los m?rtires -afirmaba-. A este partido pertenecen los due?os de peque?as y medianas empresas, sus trabajadores y los peque?os aut?nomos, por ejemplo los taxistas o los t?cnicos. Ellos rebaten la opini?n, tan extendida en Europa, de que los griegos son unos comodones y se zafan del trabajo. Trabajan duro y pagan religiosamente sus impuestos. Todos sus integrantes han perdido el ?nimo y la esperanza”.

El tercer grupo es “el partido de los Moloch”, cuyos miembros fueron reclutados entre las filas del aparato estatal y sus empresas. “El partido se divide en dos grupos. Al primero pertenecen los funcionarios y los empleados de los servicios p?blicos y las empresas estatales. En el segundo se encuentran los sindicatos”, afirmaba. Por fin -anotaba- “el cuarto y ?ltimo partido de la sociedad griega es el que m?s me preocupa. Es el partido de los desesperanzados: los j?venes griegos, sentados todo el d?a frente a la computadora, desesperados buscando en Internet un trabajo, sea donde sea. No son emigrantes como sus abuelos, que en los a?os sesenta llegaron a Alemania desde Macedonia y Tracia para buscar trabajo. Estos j?venes han ido a la universidad, algunos incluso tienen un doctorado. Sin embargo, cuando terminan la carrera caen directamente en el desempleo”.

-?Qu? pueden esperar los griegos del futuro?

-En Grecia, ya sea a causa de la recesi?n, de las medidas de contenci?n del gasto, del recorte de la deuda o de las reformas, el caso es que vamos a sacrificar a tres generaciones en nombre de la crisis. Hoy son los j?venes los que m?s pierden. Pero ma?ana seremos nosotros, porque en algunos a?os nos faltar?n las fuerzas para seguir luchando. Para salvarnos, necesitamos un nuevo aparato estatal, un servicio p?blico que funcione y leyes anticorrupci?n que sean aplicadas. De lo contrario, en cinco a?os m?s llegar? una nueva crisis.

-?Qu? puede hacer entonces un autor de novelas policiales m?s que impulsar algunas peticiones?

-Escribir sobre la vida cotidiana de los griegos durante la crisis, contar su verdadera historia y c?mo afecta a la gente com?n.

En otras palabras, las repercusiones de esa crisis y la regresi?n social terminaron por obligar al comisario Kostas Jaritos a trabajar m?s. En medio de las manifestaciones cotidianas, con Atenas paralizada por huelgas, explosiones de c?cteles molotov y enfrentamientos de los ciudadanos con la polic?a, un individuo comienza a decapitar banqueros, dirigentes de agencias de calificaci?n y otros usureros. Al mismo tiempo, una campa?a salvaje de afiches incita a la gente a dejar de reembolsar sus cr?ditos: Con el agua al cuello (2010) es el primer libro de una trilog?a donde M?rkaris arregla cuentas con los responsables de la situaci?n de su pa?s.

Se trata de una novela s?lida, bien escrita y construida, cuya lectura procura un aut?ntico placer. Sus dardos son demoledores y sus descripciones de la situaci?n tienen una precisi?n de cirujano. Sobre todo cuando se relata el resentimiento de la poblaci?n hacia ese norte de Europa que le da lecciones con arrogancia, cuando se habla de los aprovechadores del sistema o de la exasperaci?n de aquellos que lucharon contra la dictadura militar y se ven ahora tratados como ni?os por los funcionarios de Bruselas. Pero Jaritos -como su autor- nunca olvida se?alar las responsabilidades locales de aquellos que creyeron que el dinero ca?a del cielo de un d?a para otro y sacrificaron todos los principios en aras de un enriquecimiento inmediato y sin esfuerzo.

En La liquidaci?n final (2011), el comisario tiene que ocuparse de un asesino que mata a los ricos que evaden sus obligaciones fiscales. Un asunto que alcanza proporciones nacionales cuando la gente comienza a considerar al criminal una suerte de h?roe popular, que consigue restablecer la dignidad de las finanzas p?blicas en el pa?s en forma mucho m?s eficaz que el Estado mismo. El primer cap?tulo de ese libro comienza con el suicidio de cuatro ancianas que no pueden pagar sus medicamentos. “El t?tulo en griego significa ?fin de vida’, ?liquidaci?n final’. Pero su sentido actual evoca un m?todo de retenci?n fiscal: a cambio de un pago mensual a los servicios fiscales, el Estado amnist?a a aquellos que no pagaron sus impuestos”, explica M?rkaris durante la entrevista. En una p?gina preliminar, el editor indica: “Esta novela es una ficci?n y no debe ser imitada”. Poco despu?s de ser publicada, La liquidaci?n final agot? m?s de catorce ediciones en poco menos de un mes.

En Pan, educaci?n y libertad, el eslogan del t?tulo evoca nuevamente el a?o 1973 cuando, durante la dictadura de los coroneles, una insurrecci?n agitaba la Escuela Polit?cnica de Atenas. Aparecido en Grecia en 2012, M?rkaris lo sit?a sin embargo en 2014. Precisamente el 1° de enero, d?a de su cumplea?os, en momentos en que Grecia restablece? el dracma. En el libro, Italia y Espa?a hacen lo mismo con sus antiguas monedas, como una forma de rechazar el euro, la famosa troika (FMI, Uni?n Europea y Banco Central Europeo-BCE) y todos los eur?cratas que asfixian el pa?s. El autor confiesa que fue el libro que m?s le cost? escribir: “Nada de lo que aparece es imaginaci?n. Intent? ver las cosas con mis propios ojos y me provoc? mucho sufrimiento porque hablo del dolor de la gente. Y, sobre todo, de la desesperaci?n de los j?venes. Tenemos una tasa de desempleo del 60 por ciento”.

Para el padre literario de Jaritos, quienes gobiernan y los partidos pol?ticos s?lo saben hablar de econom?a y de finanzas. No ven a la gente que hay detr?s de las cifras, lo que sufren, lo que han perdido. “Esto me congela la sangre. Europa tiene que despertar y hacer pol?tica”, dice.

La situaci?n del pa?s, sin embargo, no mejora y Jaritos se entera de que los salarios de la funci?n p?blica no ser?n abonados durante tres meses. En su cocina, Adriani limita la carne y se dispone a negociar el precio del pescado. Katerina, la hija del comisario y brillante jurista, participa en el esfuerzo familiar: con su marido viene cada noche a comer a la casa paterna. Seg?n afirma, “eso reduce los gastos de todo el mundo”. Pan, educaci?n y libertad cerr? la trilog?a de la crisis. No obstante, d?ndole raz?n a su premonici?n, M?rkaris acaba de publicar un cuarto libro, ep?logo de una situaci?n que no parece tener visos de soluci?n en un futuro inmediato.

“Cuando empec? en 1995 la serie de novelas de Kostas Jaritos, mi proyecto era crear un personaje, un polic?a, para usarlo como punto de partida que me permitiera hablar de la sociedad y la pol?tica en Grecia. Cuando comenz? la crisis en 2008, decid? que escribir?a una trilog?a sobre la cuesti?n. Entonces una periodista me dijo: ??C?mo har? para terminar esa trilog?a? ?Usted cree que la crisis durar? lo suficiente como para escribir tres novelas?’ Ahora la trilog?a est? terminada, la crisis contin?a y hace una semana publiqu? una nueva novela con el ep?logo de esta pesadilla. Lo que no quiere decir que terminaremos de padecerla en un futuro pr?ximo. Como tampoco dejaremos de soportar las otras consecuencias de los errores pol?ticos de la construcci?n europea.”

Esa novela que acaba de ser publicada se llama Cr?ditos, en la acepci?n cinematogr?fica del t?rmino. M?rkaris se r?e cuando se le habla de la ambig?edad del vocablo. “S?, es algo voluntario”, afirma. El libro comienza con un atentado del grupo de extrema derecha neonazi Aurora Dorada contra Katerina, la hija abogada de Jaritos. De hecho, el tema ya se anuncia en Pan, educaci?n y libertad, cuando los ultras le dicen al comisario que saben qui?n es su hija -defensora de inmigrantes y sin papeles- y que la tienen fichada. Tambi?n hay asesinatos que llevan la firma Los Griegos de los A?os Cincuenta. En este ep?logo novel?stico, Jaritos sobrevive a la crisis gracias al sentido com?n de su mujer, Adriani, aunque nunca volver? a recuperar el sueldo que ten?a.

-Ser? mi ?ltima novela sobre la crisis. Desde 2010 hasta hoy, cuatro a?os de mi vida, estoy viviendo la crisis y escribiendo sobre ella. Estoy harto, harto, harto.

-Ese comentario me permite preguntarle qu? piensa de los recientes resultados de las elecciones europeas y el avance de la extrema derecha. Hay quienes afirman que es consecuencia de la crisis y la desaparici?n de la clase media a la que usted alud?a hace un momento.

-Yo no lo creo. No voy a mencionar a Francia, pero Austria tiene el desempleo m?s bajo de la Uni?n Europea. Tiene uno de los ingresos per capita m?s importantes del bloque y la extrema derecha representa en ese pa?s el 30 por ciento. Desde luego que la crisis favorece el discurso de esos extremismos. Pero para m?, el gran problema reside en que la Uni?n Europea siempre tuvo un discurso econ?mico en lugar de pol?tico o cultural. Cuando uno margina el discurso pol?tico o cultural, es imposible establecer una relaci?n de proximidad con la gente.

-?No cree entonces que los europeos sienten que est?n perdiendo su identidad y que por esa raz?n “compran” el discurso de la extrema derecha, que les dice: “Vamos a cerrar nuestras fronteras, basta de inmigrantes, conservemos nuestra especificidad cultural”?

-Justamente, la extrema derecha tiene un discurso pol?tico. ?se es un discurso pol?tico. Puede ser horrible, pero nadie puede contrarrestar ese discurso con argumentos econ?micos. ?se es el problema de la Uni?n. Hace a?os que digo a los dirigentes que conozco en Alemania, Francia o donde sea: “Se est?n equivocando. Europa se niega a hablar de pol?tica y la extrema derecha lo aprovecha”.

En una reciente visita a Madrid, M?rkaris afirm? que Europa “es como Laocoonte, que se comi? a sus hijos: Nos comemos unos a otros”. El creador de Kostas Jaritos tampoco descarta que el bloque caiga en una crisis mayor. Para ?l, son premonitorias las conversaciones cada vez m?s frecuentes que escucha a la gente preguntarse “?qu? sentido tiene trabajar?” o “?para qu? trabajar hasta los 65 a?os y terminar cobrando una pensi?n que no permite vivir?”.

-?Qu? piensa de esos j?venes cuyo futuro parece cada vez m?s incierto?

-Los j?venes europeos crecieron con la absoluta certeza de que “mother Europe” se ocupar?a de ellos y de sus problemas. Ahora, cuando Europa no puede hacerlo, le dan la espalda a la pol?tica. ?se es el problema. Es terrible, pero es la verdad. Las generaciones nacidas despu?s de 1981 no han crecido en una ?poca de verdadera miseria sino de falsa riqueza y les entra un ataque de p?nico cuando tan s?lo se insin?a la palabra “lucha”. La pobreza les resulta tan ajena como el desierto.

En esas condiciones, parece dif?cil imaginar que Petros M?rkaris est? pensando en jubilar a Jaritos, como decidi? hacer unos a?os atr?s su hom?logo sueco Henning Mankell con su personaje, el comisario Kurt Wallander.

-?Jam?s! No imaginar? usted que, en estos tiempos de crisis, estoy planeando sacrificar mis ingresos. Por otra parte, si no fuera por Jaritos jam?s me habr?an invitado a la Argentina..

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